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Sembrando Esperanza, Cosechando Dignidad
Ya en un nuevo año, presentamos los proyectos de cooperación que desarrollaremos durante 2026 con una mirada evangélica y una profunda convicción en la dignidad de cada ser humano. El Evangelio nos impulsa a ser sembradores de esperanza en medio de las realidades más duras de nuestro mundo: el hambre, la falta de oportunidades, la exclusión y la soledad.
Jesús nos recuerda que todo lo que hacemos por “uno de estos mis hermanos más pequeños”, lo hacemos por Él. Esta verdad ilumina nuestro compromiso y orienta nuestras acciones.
Hambre de pan, hambre de dignidad
Millones de personas, especialmente en países del llamado Tercer Mundo, sufren déficit alimentario crónico. El hambre no es solo una carencia física, sino una herida a la dignidad humana. A la luz del Evangelio, recordamos que Jesús alimentó a las multitudes (Mc 6,30-44) no solo por compasión, sino para mostrar que Dios quiere vida plena para todos.
Nuestros proyectos en este ámbito se centrarán en:
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Programas de seguridad alimentaria comunitaria.
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Desarrollo sostenible con formación técnica en agricultura y profesiones que en este momento tienen demanda.
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Redes de distribución local que fortalezcan la soberanía alimentaria.
Las madres solteras, los niños abandonados y los ancianos sin apoyo son los rostros más frágiles de nuestras sociedades. El Evangelio nos invita a ver en ellos el rostro de Cristo crucificado, que se identifica con los marginados y olvidados.
El Reino de Dios como horizonte
Nuestros proyectos no son simples respuestas técnicas: son signos del Reino de Dios que ya está entre nosotros (Lc 17,21). Son semillas de esperanza que brotan cuando se escucha el clamor del pobre y se actúa desde el amor.
Invitamos a todas las personas de buena voluntad a sumarse a esta misión. No traemos soluciones desde fuera: caminamos con las comunidades, escuchamos sus voces, tejemos juntos un futuro distinto.
Como Iglesia y como humanidad, estamos llamados a construir un mundo donde nadie quede fuera, donde cada vida cuente, donde la justicia y la paz abracen a todos. Que el Evangelio siga siendo nuestra luz en este camino de cooperación fraterna.
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La guerra en Ucrania ha tenido consecuencias globales, y en el Centro Médico Social (CMS) Biryogo, en Kigali (Ruanda), ha agravado la situación de miles de personas vulnerables, especialmente después del COVID-19.

Una guerra siempre es una tragedia humana, y la guerra en Ucrania no es una excepción a esta regla. Las repercusiones del conflicto en curso han ampliado el sufrimiento humano. La guerra, tras dos años de lucha contra el COVID-19, ha exacerbado una crisis en todas sus dimensiones —sanitaria, social y económica— en el Centro Médico Social de Biryogo (en lo sucesivo CMS) debido al aumento del costo de vida nunca antes visto. La economía del CMS Biryogo se ha mantenido con dificultad debido al aumento de los precios de los bienes alimentarios y energéticos.
La situación se ha vuelto aún más grave para los pobres que reciben créditos financiados por el gobierno de Pamplona en el CMS Biryogo para realizar pequeños negocios dentro del programa de crédito desarrollado por el Centro Nutricional.
268 familias reciben préstamos para emprender pequeños negocios comerciales con el fin de ayudarlas a obtener ingresos y un mínimo de recursos.
Este préstamo está destinado a familias cuyos hijos han sido inscritos regularmente en los servicios de rehabilitación nutricional para prevenir recaídas en la malnutrición. Nuestra experiencia muestra que los padres (en su mayoría mujeres sin marido) que han recibido el crédito cambian su modo de vida, y que las madres se sienten autónomas en su responsabilidad de criar a sus hijos; otras se sienten menos dependientes de sus esposos. Es una forma de colaboración entre marido y mujer. El hecho de que contribuyan a la economía familiar les otorga mayor autonomía y autoestima.
En el seguimiento y evaluación mensual con estas personas mencionadas anteriormente, hemos constatado una disminución muy notable de su capital debido al aumento de los precios de los alimentos.
Algunos han sido incapaces de devolver el préstamo para poder solicitar otro, cuando antes de la guerra podían devolverlo utilizando parte del dinero de la venta, su actividad les permitía ganar más de lo que ganan ahora, que necesitan un gran capital sin obtener ningún beneficio. Por esta razón, se ha aumentado la previsión presupuestaria del programa de crédito del CMS Biryogo. También ha habido un retraso en disponer de un pequeño fondo en su caja de ayuda mutua dentro de su contexto social.
Los adultos desnutridos que viven con VIH/SIDA han aumentado de 500 a 753, y los niños con retraso del crecimiento han pasado de 250 a 306.
La disminución de la producción agrícola ha tenido un impacto en los precios al consumidor. Nuestro centro también ha sido afectado por estas consecuencias. Si el conflicto se prolonga, podría causar aún más el aumento de los precios de los alimentos y otras necesidades esenciales, incluidos los cuidados médicos, lo cual es muy preocupante.
Este año, el número de adultos desnutridos rehabilitados en la casa Dusangire (Compartamos), gestionada por el CMS Biryogo, ha pasado de 233 a 254. El aumento del precio del gas para la preparación de sus alimentos es un gran problema, ya que los altos precios de la energía —de la cual Rusia es un importante exportador— también han provocado un aumento en el costo de vida y de transporte, lo cual representa un aumento mucho mayor que el de los precios agrícolas, al multiplicarse por cinco el precio del gas.
Ruanda, en particular, ha experimentado una perturbación económica debido a la guerra de Rusia contra Ucrania, con un aumento de más del 30% en los precios existentes, sin un aumento correspondiente en la producción propia, lo que lleva a la población vulnerable a una vida aún más miserable.
Precios de los productos alimenticios básicos:
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1 kg de frijoles pasó de entre 650 y 800 francos ruandeses a 1500, según la calidad
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1 kg de plátano subió a entre 300 y 650
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1 kg de papas pasó de 200 a 400, y de 350 a 700 francos ruandeses
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Productos como camote, yuca y verduras, que no se venden por kilo sino por montones, duplicaron o triplicaron su precio
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El azúcar pasó de 1000 a 2000 francos ruandeses
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El arroz de 800 a 1800
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Y otros productos de consumo básico, tanto locales como importados, también aumentaron de precio
En consecuencia, todos estos factores han provocado muchas carencias en todos los sectores, especialmente en los más sensibles como: salud, malnutrición, educación, desempleo, hambruna, disminución económica, infraestructura, caída de la producción agrícola y animal, paralización de inversiones y proyectos, entre otros.
Rusia y Ucrania, consideradas como los “graneros del mundo”, han visto cómo la guerra representa una grave amenaza para la seguridad alimentaria. Las principales víctimas de la ruptura de las cadenas de suministro son los pobres, especialmente en los países más dependientes de las importaciones de productos alimentarios. El Centro Médico Social Biryogo también ha sufrido estas consecuencias, razón por la cual informamos que hay muchas personas que padecen hambre debido al aumento de los precios de los alimentos.
NYIRANZEYIMANA Marie Pélagie
Titular del Centro Médico Social Biryogo
Kigali, Ruanda
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Este año, el trabajo que me propusieron realizar las Hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y María en Rukara/Ruanda, fue hacer el voluntariado en el Centro Nutricional de Rukara durante tres meses. Todos los días el centro nutricional tiene una gran actividad, muy temprano, las mujeres acuden allí para trabajar en los campos, buscar la harina para sus hogares y también acuden con sus hijos para que se les realicen los seguimientos de control sanitario periódicos donde se pesan, miden para ver las tallas y se supervisan las vacunas de los niños.

Es así cómo se detectan muchos casos de desnutrición y es entonces cuando los niños deben quedarse en el centro durante unos meses para tratar la desnutrición y todos los problemas que de esta enfermedad se derivan.

Estos niños, cada uno con su historia, son un reclamo para reconocer el valor de la vida de cada uno de ellos y para que nosotros le pongamos un rostro concreto a la pobreza y sus consecuencias. Cada día, en la mañana, me preguntaba qué debía hacer con los niños, cómo entretenerlos, qué enseñarles, qué juegos y canciones preparar... pero sentía una desproporción e impotencia para poder trabajar ya que son muchas las necesidades.

El Centro Nutricional de Rukara está lleno de historias, de relaciones, de encuentros, de vidas reales de hombres, mujeres y niños, que las hermanas Misioneras de los Sagrados Corazones de Jesús y María, conscientes de la profunda belleza de la existencia, tejen con amor, humildad y pobreza para reconocer a Cristo en este bello rincón de África y seguir "Salvando Almas".

María Aránzazu Gorostiza
Abril 2025
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No en todos los sitios celebran la Pascua de Resurrección como nosotros. Cuando hablamos de Pascua se nos viene a la cabeza casi de forma instintiva los escaparates de las confiterías repletos de dulces típicos de la zona en la que nos encontramos, en unos casos serán bollos, en otros huevos…

podríamos continuar, pero hay sitios en los que un día de celebración es aquel en el que tienen que comer, aunque solo sea un plato de arroz, algo de comida que permita distraer la sensación de hambre. La hermana Clementine comparte con nosotros la Pascua de este año en Gakenke. El martes de la pasada semana compartieron arroz, harina de maiz, aceite, sal y jabón con 76 familias, lo cual me hace recordar los últimos versos del poema de Gabriela Mistral El imaginero.

Pero la imagen de Cristo
No la busque en los museos,
No la busque en las estatuas,
En los altares y templos.
Ni siga en las procesiones
Los pasos del Nazareno,
No la busque de madera,
De bronce, de piedra o yeso,
¡ mejor busque entre los pobres
Su imagen de carne y hueso ¡
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Sor Concilia nos envía un documento en el cual hace una serie de preguntas a cerca del estado de la situación en la que se encuentran las personas en Ruanda y las responde a la vista de la realidad que percibe. Resulta interesante porque da una imagen de la situación de desamparo en la que se encuentran las personas con mayor necesidad en Ruanda.
¿Siguen faltando alimentos?
La pregunta es muy importante: saber si los alimentos siguen siendo escasos en África en general y en Ruanda en particular. La gente pobre se esfuerza mucho para tener muy poco para comer. Muchos viven de una agricultura insuficiente, otros cultivan para otros porque no tienen tierra. Las personas de las zonas rurales son las que más sufren por la falta de alimentos suficientes, la falta de seguro médico y de matrícula escolar.
¿siguen los precios más altos que antes de la guerra?:
El precio sube día a día. Por ejemplo, en 2023 el saco de arroz costaba 25.000 Frw y actualmente 38.000 Frw, la harina de maíz costaba 14.000 Frw y hoy cuesta 26.000 Frw, el azúcar costaba 48.000 Frw hoy ha llegado a 75.000 Frw. Los precios siguen aumentado siempre. La inflación parece totalmente descontrolada.
¿Han aumentado los niños desnutridos?
Los factores que causan la desnutrición son enfermedades que se agravan por falta de seguro médico y las personas se debilitan mucho, falta de alimentos suficientemente nutritivos y ricos en vitaminas, la jornada de trabajo es larga y dura sin tener que comer. Actualmente, en Ruanda el gobierno ha implementado el sistema de alimentación escolar para niños y evitar un aumento de la desnutrición, pero los niños que provienen de familias muy pobres solo comen una vez al día en la escuela. Las personas mayores y las mujeres embarazadas suelen mostrar signos de desnutrición y cuando no tienen suficiente comida, la desnutrición empeora.
¿La gente tiene que emigrar en busca de más medio de vida?
Si. Las personas buscan cualquier medio y recurso para mejorar su vida.